martes, 1 de septiembre de 2009

La crisis financiera internacional: ¿Se verá pronto o no la luz en el extremo del tunel?


Obviamente hay desconcierto y desánimo en los círculos financieros del mundo entero… Obviamente la incertidumbre, la desconfianza, el miedo, ha ganado a muchos y muchos agentes económicos, y la inversión se retrae en muchísimas zonas del globo… Los directivos de las empresas actúan con mucha cautela, e invierten lo imprescindible para no dejar caer la capacidad de producción de los emprendimientos bajo su responsabilidad… y esto hacen cuando pueden, y cuando no pueden piden ayuda al Gobierno o tratan de lograr una fusión razonable con otro grupo en mejor situación… o de lo contrario dan quiebra…

Estados Unidos de América, la principal economía del mundo, está en severa crisis, en profunda recesión productiva, y por contagio en Europa y en el resto del mundo se ha producido desconfianza y pesimismo en los agentes económicos, e incluso pánico… La desocupación está en alza, y en este año 2009 ella seguramente aumentará aún más, y en Europa es España uno de los países que lleva la peor parte…

La burbuja financiera fue montada sobre la base de préstamos hipotecarios dados a familias que estaban en el límite de sus posibilidades de pago de los intereses y de las amortizaciones que les correspondían… Y a partir de “Obligaciones Garantizadas por Hipotecas”, se emitieron luego “Bonos Garantidos” que después a su vez se estructuraron en tramos para así disminuir riesgos, y para salir finalmente al mercado de inversiones bajo la forma de otro instrumento financiero diferente, “Obligaciones de Deuda Colateralizada”… Por cierto y para completar la cosa, también se emitieron títulos de renta fija sobre la base de los activos inmobiliarios (securities)… La débil o nula regulación sobre los mercados financieros y sobre los papeles allí comercializados hizo el resto… Como ya se sabe, alta rentabilidad también implica alto riesgo, por lo menos en la mayoría de los casos, y los inversores pequeños así como quienes dirigen por ejemplo algunos fondos de inversión, no siempre toman en cuenta esta verdad, por desconocimiento, por inmadurez, porque tal vez ellos se creen vivos que podrían salvarse a último momento, porque tal vez no les afecta porque quienes pierden no son directamente ellos sino quienes les confiaron sus ahorros, etcétera, etcétera… La burbuja financiera se expandió demasiado y explotó, y entonces fue la hora de la verdad… Y el mundo financiero entró en severa crisis, pues por causa de la crisis los precios de los inmuebles bajaron pues ellos estaban muy inflados, y entonces las ejecuciones de hipotecas ya no alcanzaban para resarcir las deudas…

Las consecuencias fueron inmediatas y los efectos fueron en cadena… El riesgo se disparó… Los atrasos de algunos pagos comenzaron en todas partes, y entonces se restringió el crédito… Fruto de las dificultades para la obtención de nuevos créditos, algunas corporaciones (tanto grandes como pequeñas) entraron en problemas de caja, dejaron de pagar algunas cuentas e incluso comenzaron a tener pérdidas, y finalmente algunas de ellas dieron quiebra o fueron absorbidas… Obviamente esto repercutió de inmediato en los mercados bursátiles, generando alta volatilidad en las cotizaciones de los valores, y por reflejo cayeron también las compras de bienes y servicios, y también bajaron los precios de las materias primas y de las llamadas “commodities”… En fin, como inteligentemente ha sido expresado por varios economistas, de esta forma ingresamos claramente en un nuevo contexto estructural: La economía de la depresión y del pesimismo y de la especulación… En estos nuevos tiempos acontecen hechos poco usuales, como ser se cambia deuda privada por deuda pública como medio tal vez de intentar evitar males mayores, y se cambia consumo privado por gasto público y por inversión pública con la esperanza de relanzar la economía o por lo menos de disminuir el porcentaje de parados…

Hay que reconocer que el nuevo gobierno de los Estados Unidos de América encabezado por Barack Hussein Obama, puso en marcha un ambicioso y costoso plan para enfrentar la crisis financiera y para relanzar el crecimiento de la economía… Pero las dudas persisten, persiste el pesimismo sobre la real efectividad de estas medidas… En una estructura capitalista y con economía de mercado, el funcionamiento de la economía en buena medida reposa sobre las expectativas de los agentes económicos… Y cuando se afecta la confianza, y cuando cunde el pesimismo, no puede decirse con certidumbre cuándo podrá retomarse la senda del crecimiento… Y entonces bastan condiciones ligeramente adversas en el crédito y en la inversión o incluso un simple rumor, para ocasionar una verdadera y desastrosa hecatombe financiera… Y entonces bastan condiciones ligeramente favorables a una infección para ocasionar una verdadera y virulenta gripe…

Y obviamente las economías emergentes también ingresaron en un período de recesión e inestabilidad… La caída de los precios de sus productos de exportación y la propia caída de la demanda, tuvieron repercusiones adversas en los países del Tercer Mundo… Además, la cotización del dólar cayó respecto de muchas monedas nacionales de países subdesarrollados, lo que repercutió fuerte sobre los sectores exportadores… La competitividad medida por el tipo de cambio real es clave para mantener mercados externos… Y los capitales golondrina, y aún aquellos con arraigo de más tiempo en los países periféricos, y aún aquellos con origen en los propios países tercermundistas, paradójicamente vuelven en desbandada a cobijarse en los títulos de deuda pública del Tesoro Estadounidense, aumentando así el llamado “riesgo-país” de muchos países no centrales…

En relación a los países subdesarrollados y en vías de desarrollo, hay que reconocer que esta crisis a muchos de ellos les tomó desprevenidos… Muchos países del Tercer Mundo no tienen margen para aplicar políticas contra cíclicas que atenúen el impacto de los problemas… Cierto, en varios países latinoamericanos ha habido buena gestión de la deuda pública, al menos mejor que en otros tiempos, y ello evita que se agreguen más dificultades… Cierto, en varios países latinoamericanos la inflación está mejor controlada que antaño… Pero cuidado, ello no es un seguro que pueda proteger contra un período de dificultades… Cualquier desequilibrio adicional puede deteriorar las perspectivas de mediano plazo, imponiendo un endeudamiento de corto plazo que se vuelve impagable y que por ende se vuelve permanente…

Resolver adecuadamente el dilema entre inflación y competitividad y deuda es la clave, y está en la tapa del libro… Nuestra sociedad probablemente entrará en un período de deflación… Y por tanto abaratar los costos nacionales expresados en dólares, resultará imprescindible e imperioso… Pues en caso contrario se corre un gran riesgo de que si no se puede ajustar por precio, se ajustará entonces por cantidad… Esto equivale a menor actividad económica y menores puestos de trabajo…

En muchos casos el principal freno de las economías emergentes obedece a la realidad fiscal… El gasto público y su correspondiente y necesaria presión fiscal, en muchos casos comprometen seriamente la competitividad del país… Pongamos atención… Paremos la mano… Pongamos las barbas en remojo…

domingo, 17 de mayo de 2009

El capital y la especulación financiera


Comenzaremos el presente culturema por explayar nuestras ideas sobre el concepto de capital…

Podemos decir en forma simple e intuitiva que capital incluye a todos los elementos de entorno que permiten producir y que viabilizan la producción, y esto obviamente incluye recursos naturales, infraestructuras varias, conocimientos, herramientas, maquinarias, sistemas de distribución, mercados demandantes, etcétera… La suma de capital y trabajo es lo que permite concretar la producción de bienes, de servicios, y de inmateriales orientados a la producción o facilitadores de la producción…

Ahora bien, en una economía dineraria, en una economía que utiliza el dinero como herramienta social para facilitar los intercambios y para facilitar la distribución de recursos en el seno de la población humana, con toda evidencia este elemento también debe estar incluido en la lista que acaba de ser detallada en el párrafo anterior… Con toda certeza el dinero forma parte de lo que debe entenderse por capital, puesto que el dinero representa un crédito social de amplia circulación y aceptación mundial… Sin duda el dinero es un componente muy destacado y muy importante del capital…

Con toda evidencia el dinero es un elemento clave que mucho puede facilitar los emprendimientos productivos, pero que también entraña peligros para la sociedad en su conjunto, debido a la especial y arbitraria operativa con la que se lo suele manejar…

Dentro de un sistema económico moderno, la estructura financiera está compuesta fundamentalmente por las autoridades monetarias de los distintos países, así como por las instituciones bancarias nacionales e internacionales, por las compañías aseguradoras, por las empresas que realizan empréstitos, operaciones de cambio, y giros, y obviamente también por las bolsas de comercio… Por cierto no debemos negar las ventajas aportadas por el funcionamiento de estas instituciones ni cuestionar en general la calidad de los servicios así prestados, y tampoco debemos descartar la necesaria rentabilidad de esos emprendimientos que obviamente los viabilizan, pero sí destacamos que sería importante establecer reglamentaciones o mecanismos que eliminaran o al menos minimizaran muchas de las actividades especulativas realizadas al amparo del funcionamiento financiero… Son los absurdos y las arbitrariedades de la ingeniería financiera y monetaria que actualmente se encuentra vigente, los que fundamentalmente nos deben llamar a la reflexión, y los que en buena medida posiblemente sean los generadores de las recurrentes crisis financiero-productivas regionales o globales… Son las lagunas y las falencias que deja el sistema financiero, las que permiten que algunas personas tengan ingresos sustantivos sin en realidad estar devolviendo a cambio un trabajo que sea realmente beneficioso para la sociedad o para alguien… Falta aplicar adecuada logística a la actividad financiera…

En buena medida los servicios financieros deberían considerarse como de utilidad pública, y como una pieza de engranaje fundamental en el funcionamiento productivo y social…

Por ejemplo, dentro de ciertos límites sería deseable que el sistema financiero diera un trato equitativo tanto a trabajadores como a empresarios, y por cierto sin discriminarles de acuerdo a su origen o a su país de residencia… Un sistema financiero bien encarado, también debería ser simple y transparente tanto en sus procedimientos como en las informaciones proporcionadas…

Y obviamente el sistema financiero actual no responde a estos requerimientos, por los desvíos que todos conocemos: (1) altas tasas activas de interés, y diversidad de tasas de interés según moneda y según localización geográfica; (2) condiciones complejas de acceso al crédito, y en general favorables a los grandes capitales y a los sectores de poder; (3) condiciones oscuras en relación a las reglamentaciones bancarias y en relación a la creación del llamado dinero-crédito; (4) alto costo del crédito, debido al alto costo de funcionamiento de las instituciones bancarias, y en parte también debido al riesgo de no cobro de algunos préstamos; (5) condiciones muy disímiles en los seguros, tanto en cuanto a las primas a pagar, como en cuanto a las particularidades y arbitrariedades que se imponen en la llamada letra pequeña de los contratos, con regulaciones difíciles de interpretar, y con consecuencias en caso de siniestro difíciles de evaluar, y sin lugar a dudas también con tramitaciones complejas y oscuras y lentas que en muchos casos favorecen el amiguismo así como una extendida y odiosa corrupción; (6) funcionamiento de las bolsas de comercio con aplicación de una operativa que mucho facilita la especulación (obviamente en relación a las cotizaciones de los papeles bursátiles, en muchos casos ya no cuentan demasiado ni las estimaciones en la creación de riqueza ni los posibles niveles en el reparto de dividendos, sino rumores y expectativas de variada índole que a veces hacen subir o bajar los precios de los títulos en una forma patentemente alocada, imprevista, y sin sentido aparente); (7) alto costo y pesadez de funcionamiento de las instituciones bancarias, dado que allí no se ha aplicado logística como se debe, dado que allí hemos introducido la automatización en una forma pobre y tímida, pues entre otras cosas aún no hemos sabido o no hemos podido introducir el dinero digital…

Indudablemente el sistema financiero pronto deberá ser mejorado y reformado, y la introducción de la moneda telemática indudablemente mucho puede ayudarnos a realizar este cambio… Los servicios financieros deben bajar sus costes en forma sustantiva, y además la operativa monetaria de base debe estar pensada de tal manera que la especulación se encuentre muy dificultada… Y en este sentido el proyecto social de Agustí Clalaux de Subirà puede ser la luz que ilumine nuestro camino…

miércoles, 1 de abril de 2009

Imaginando una estructura social-institucional construida sobre otras bases


Para entender algo de esta crisis socio-financiera mundial de este fin de la primera década del milenio, hay que entender las razones profundas que la produjeron o desencadenaron…

Sea por lo que sea, sea por condiciones fortuitas o por aplicación de una bien meditada estrategia especulativa de muy alto nivel, se produjeron las condiciones ideales para el desarrollo de un artificial y pronunciado aumento de precios en ciertos y determinados sectores, o sea falsa y engañosamente se fue inflando una burbuja económico-especulativa que luego estalló, y que generó consecuencias en cascada que aún se siguen manifestando… Por cierto, en lo medular nos estamos refiriendo a las injustificadas alteraciones de precios en el sector inmobiliario estadounidense en los años 2005 a 2008, así como a las volátiles cotizaciones de ciertos valores bursátiles, y así como a los rendimientos y valores de ciertos fondos de inversión, y así como a las variaciones en los precios de ciertas materias primas y de ciertos productos alimenticios, y así como a problemas de liquidez ocurridos en ciertas instituciones bancarias tanto dentro como fuera de EEUU… Y claro, en este contexto los especuladores actuaron y en muchísimos casos ganaron…

Hubo pues una enorme transferencia de recursos y de riqueza desde los sectores productivos, desde los propios consumidores, desde algunos inversionistas, e incluso desde algunas instituciones bancarias y desde algunos fondos de inversión, hacia las arcas de los especuladores exitosos…

¿Consecuencias?… Los consumidores redujeron significativamente sus consumos, pues claro, disponían de menos dinero, disponían de menos efectivo y de menos ingresos, tenían un acceso más dificultoso al crédito, y además en promedio fueron más cautos y más conservadores… Por su parte muchos especuladores ganaron, muchísimos especuladores de una u otra forma vieron incrementado su patrimonio, pero ellos no aumentaron significativamente sus propios consumos, y en muchos casos ni siquiera invirtieron, pues quedaron a la expectativa, pues quedaron esperando ver cómo evolucionaban las cosas, pues quedaron aguardando el momento oportuno para obtener otra buena tajada de riqueza en alguna compraventa, en algún remate, en alguna desesperada negociación donde estaba en juego la viabilidad de una empresa… Por su parte el sector productivo (léase la economía real, la economía productiva) en parte redujo su producción global, por falta de crédito, por reducción de sus reservas, por descenso en los pedidos, etcétera… Y por su parte muchos trabajadores debieron aceptar reducciones acordadas en sus salarios, e incluso muchos de ellos quedaron sin trabajo o debieron dedicarse a trabajos informales y precarios, lo cual afectó profundamente el ingreso de muchísimas familias…

Con toda certeza, al haber más trabajadores desocupados o inestablemente ocupados, al haber más incertidumbre generalizada, y al haber un pronunciado descenso de la actividad económica, la sociedad en su conjunto obviamente pasó a generar menos riqueza; en consecuencia, no solamente la riqueza en sus distintas formas se concentró en menos manos, sino que a nivel del mundo entero la riqueza generada promedio per cápita disminuyó significativamente… Así, algunos ricos y algunos vivillos se enriquecieron artificial e injustamente, mientras que el resto de la población se empobreció, y el balance general de este cambio de situación fue indudablemente deficitario, fue obviamente negativo desde el punto de vista social pero también desde el punto de vista estrictamente numérico…

¿Cómo se para este proceso? ¿Cómo se rompe el círculo vicioso? ¿Cómo se sale de esta situación de crisis?…

Bueno, puede haber estrategias de corto y de muy corto plazo para intentar salir de la crisis o intentar suavizar la crisis, como por ejemplo restablecer el crédito, de alguna forma mejorar la confianza de los agentes económicos, y también creando dinamismo a través de la obra pública… Pero lo fundamental hacia el futuro y en el largo plazo, es intentar reducir o incluso eliminar la especulación, pues ella capta recursos para los especuladores pero sin que ellos aporten efectiva riqueza a cambio; peor aún, la especulación en muchos casos es predatoria, pues no implica un simple cambio de mano de un recurso o de una riqueza, sino que frecuentemente genera situaciones de entorno negativas en cuanto a la situación social, en cuanto a la propia producción, en cuanto a la propia generación de innovaciones y de oportunidades…

Y en mi modesta opinión, un mundo sin especulación, y sin sobornos, y sin corrupción, e incluso sin ilícitos o con mucho menos ilícitos, es cabal y perfectamente posible, pero a condición de abandonar el uso del actual dinero innominado y desinformativo, en favor de una nueva especie de dinero, en favor del dinero telemático, informativo de transacciones, por cierto nominativo y escritural, y que además tenga una operatoria tal que permita un cómodo seguimiento de las cadenas de pago y de las cadenas de transferencias… Obviamente, esto no va a poder lograrse de la noche a la mañana, pues requerirá un tiempo…

El investigador social catalán Agustí Chalaux de Subirà estudió esta temática con ahínco y brillantez… A este respecto recomendamos sinceramente consultar sus publicaciones así como los siguientes sitios web gerenciados desde España:
http://www.bardina.org/
http://www.ineval.org/
http://www.finaly.org/

De todas formas, es notorio que el lector allí no encontrará todas las respuestas, puesto que el propio Agustí Chalaux no elaboró todas las respuestas, no tuvo tiempo para profundizar en todas y cada una de las importantes temáticas involucradas… Obviamente la economía es un asunto muy complejo, y por tanto hay que tener gran cuidado al elaborar una profunda y radical reforma estructural…

Lo que sí es más fácil de afirmar, es que la situación actual debe cambiar, puesto que las inequidades y las absurdas ineficiencias ya han ganado demasiado terreno, y puesto que las ventajas aportadas por las nuevas tecnologías y por los nuevos procedimientos productivos ya no pueden equilibrar esos desvíos… La situación es ya demasiado caótica y desordenada, y absurda por donde se la mire…

El proyecto social de Agustí Chalaux de Subirà marca un muy interesante punto de partida o de arranque… Debemos trabajar estas ideas con seriedad y responsabilidad, y en esta acción el Centro de Estudios Joan Bardina puede jugar un rol significativo… Los sectores actualmente sumergidos y debilitados nos están reclamando un esfuerzo, nos están reclamando un cambio… Las propias heridas ecológicas del planeta nos están reclamando ganar al menos la batalla de las propuestas innovadoras y bien estructuradas, logrando además una amplia difusión de estas ideas, y un amplio debate en relación a las estrategias allí recomendadas…

Miremos con confianza hacia el futuro… Tengamos confianza en nuestro porvenir social…

Pero no esperemos que todo se nos dé en la mano… También es responsabilidad de cada uno de nosotros aportar lo suyo, para que todos juntos podamos construir un mundo mejor, más socialmente justo y equilibrado, más productivamente eficiente y racional, más intelectualmente innovador y creativo…

No cometamos el error de pensar que las soluciones deben venir principalmente de los Gobiernos y de los Organismos Internacionales… Las cúpulas de poder en parte actúan por reflejo, en parte actúan en base a los deseos y reclamos mayoritarios de la gente, y en parte actúan en defensa de sus propios intereses de corto plazo…

Tampoco cometamos el error de pensar que toda la culpa recae en una reducida plutocracia, en un reducido grupúsculo de poder… Si, es muy cierto, mucho se han enriquecido ciertos sectores de poder, ciertos inescrupulosos señores que ya eran ricos antes de estallar la crisis, y que supieron aprovechar los efectos de la nueva situación para enriquecerse aún más… Pero también reconozcamos que hicieron su agosto un gran contingente de sectores medios, los que inteligente y hábilmente supieron aprovechar oportunidades; ciertos sectores medios y medios-altos, ocasional e injustamente enriquecidos, también lograron mejorar significativamente, y la riqueza adicional por ellos obtenida sumada toda ella, también hace una bonita suma, también equivale a varios centenares de miles de millones de dólares…

Y desde el punto de vista filosófico y conceptual… ¿Qué hacer? ¿Cómo manejarse hacia el futuro ante la realidad actual? ¿Qué responsabilidades asignar a cada quién?…

Por cierto es imposible pasar facturas en forma generalizada… Obviamente, si algunos especuladores se arriesgaron demasiado y cometieron ilícitos, bueno, que la justicia los juzgue y si hay mérito los condene… Pero al resto creo que lo mejor es dejarlos tranquilos, pues no hay bases razonables para asignar responsabilidades y para condenarles… Más bien miremos hacia el futuro, y poco a poco introduzcamos moneda responsable y preparemos a los agentes económicos para la sociedad telemática del futuro… El tránsito de la actual estructura social y productiva a la futura sociedad verdaderamente telematizada llevará años, llevará varias décadas, pero cuanto antes comencemos será mejor…

domingo, 25 de enero de 2009

Idea contagiosa, conducta que se imita, herramienta innovadora


Cada mañana tiemblo cuando me enfrento al periódico… Y también tiemblo y me sobrecojo, cuando a un canillita escucho vocear las noticias…

A mi computadora me enfrento sin problemas cuando decido hacer allí un trabajo o una búsqueda técnica, pero… pero cuando deseo o necesito acceder a las noticias electrónicas, cuando deseo o necesito bucear en los periódicos digitales, siempre entonces tengo algo de prevención y de desconfianza y de aprensión…

Y no es para menos… Las noticias casi siempre aportan pesadumbre, pena, dolor, sufrimiento, las noticias frecuentemente sobresaltan el corazón… Por momentos la alegría invade nuestro interior cuando se señala un logro científico, cuando se describe una innovadora construcción técnica, cuando se exploran posibilidades de un descubrimiento… Pero se vuelve la página, y se toma nota: de un padecimiento social endémico, del inicio de la guerra aquí o allá, de una nueva epidemia en África, de otro acto de corrupción en un país del Tercer Mundo, de la mísera situación padecida por los agricultores en el Altiplano Boliviano o en alguna otra parte del mundo…

No será fácil cambiar este estado de cosas… No será sencillo revertir esta situación generalizada… Necesitamos dar a vuelo una idea innovadora y ordenadora que sea contagiosa, que induzca en la gente conductas bien diferentes de las actuales… Necesitamos implantar una herramienta que tenga capacidad para producir grandes cambios a partir de recursos técnicos y sociales limitados…

Cuanto más pienso en todo esto, más convencido me siento… Esa herramienta salvadora, esa herramienta ordenadora de la realidad social, bien podría ser el dinero telemático…

No desperdiciemos este camino potencialmente interesante… No le demos la espalda a esta eventual salida… Al menos estudiemos con seriedad y responsabilidad las posibilidades ofrecidas por este lado, las posibilidades ofrecidas por la utilización generalizada de monedas telemáticas, de monedas escriturales y digitales y explicativas de transacciones…

En la promoción de este recurso no debo estar solo con mis publicaciones y mis espacios web de la serie Digimundo… En el fomento de esta herramienta, el Centre d’Estudis Joan Bardina no debe quedar aislado, como si apoyara una rareza académica, como si promocionara las bases para una interesante historia de ciencia ficción… En el señalamiento de esta posibilidad, el recuerdo y el pensamiento de Agustí Chalaux de Subirà no debe quedar en la historia como si este personaje catalán fuera un activista social utópico y descolocado…

Pensemos en todo esto con seriedad y responsabilidad… Y como sociedad, y como cuerpo social, actuemos como se debe…

jueves, 22 de enero de 2009

Objetivo de vida


Téngase presente que también se puede disfrutar con lo que se hace… Téngase presente que también se puede disfrutar con las tareas cotidianas, téngase presente que también se puede ser feliz en la rutina…

Téngase presente que también se puede disfrutar enfrentándose a los contratiempos y a las adversidades… y también téngase presente que esos contratiempos y esas adversidades ciertamente nos pueden dejar enseñanzas sumamente útiles para nuestro futuro comportamiento, y experiencias de vida muy útiles a transmitir…

Téngase presente que también se puede disfrutar de los compromisos y de las responsabilidades…

También téngase presente que se puede sentir enorme orgullo y felicidad, luego de ver realizada una labor en un nivel de excelencia, en un nivel que ya nuestra capacidad no nos permite mejorar más…

También téngase presente que se puede trabajar con gusto, y en perfecta armonía con el entorno…

También téngase presente que se puede obtener enorme gozo al comprobar que nuestras ideas y que nuestros consejos y que nuestras enseñanzas y que nuestras acciones han influido positivamente con el entorno, tal vez mejorando la calidad de vida y la perspicacia de enfoque de algún ser querido, tal vez transmitiendo un saber a un grupito de personas, tal vez elevando la autoestima de alguien, tal vez concretando una denuncia y así impidiendo un dolo, etcétera, etcétera…

También téngase presente que muy buenas satisfacciones por cierto pueden obtenerse, logrando el propio mejoramiento interior, logrando el propio fortalecimiento y la propia autosuperación…

Y también téngase presente que puede haber enorme satisfacción en trascender, o por lo menos en tener la débil esperanza de actuar de tal manera, que algún día alguien pueda tomar esa conducta como referencia o como modelo…

No desperdicie su tiempo en intentar resolver problemas de escasa importancia, o en intentar resolver problemas que están mal planteados, o en intentar resolver problemas que posiblemente ni siquiera existan, o en intentar resolver problemas que no tienen solución…

Y por cierto… y por cierto… no desperdicie su tiempo en intentar resolver problemas imposibles… en intentar resolver la cuadratura de un círculo… o en intentar resolver la rectificación de una circunferencia…

La construcción de un cuadrado de igual superficie a la de un determinado círculo, cuando para ello solamente se puede utilizar regla y compás… y también la construcción de un segmento de recta de longitud igual a la del perímetro de una circunferencia, cuando para ello solamente se puede utilizar regla y compás… por cierto son ambos problemas que no tienen solución… por cierto son ambos problemas insolubles… y debido a la notoriedad que en su momento tuvieron estos dos planteamientos, hoy día ellos son paradigma de problemas imposibles de resolver…

En resumidas cuentas y por encima de todo, no desperdicie su tiempo en intentar resolver lo que es imposible o lo que directamente difícil que sirva para algo…

No desperdicie su tiempo en intentar resolver lo que no tiene solución…

Dedique su tiempo a lo que valga la pena… dedique su tiempo a lo realmente trascendente e importante…

Dedique su tiempo a lo que valga la pena… dedique su tiempo a lo realmente trascendente… como por ejemplo, a realizar acciones que le dejen satisfecho, y que le permitan obtener ese gozo interior de comprobar que ha hecho bien los deberes…

Dedique su tiempo a lo que valga la pena… dedique su tiempo a lo realmente trascendente… como por ejemplo, al mejoramiento del propio ser interior, al mejoramiento de las propias conductas, al mejoramiento de la propia interacción social…

Dedique su tiempo a lo que valga la pena… dedique su tiempo a lo realmente trascendente… como por ejemplo, a la propia y conciente evolución, a la propia y conciente superación… y dedique su tiempo a hacer esto con gusto y con alegría…

Dedique su tiempo a lo que valga la pena… dedique su tiempo a lo realmente trascendente… como por ejemplo, a intentar servir a la humanidad, a intentar servir a la especie, a intentar servir a los desvalidos, a intentar ayudar a quienes han tenido menores oportunidades que usted, a intentar ayudar a la propia familia, a intentar ayudar al vecino, a intentar ayudar de una u otra forma a alguien de su entorno social…

Dedique su tiempo a lo que valga la pena… dedique su tiempo a lo realmente trascendente… como por ejemplo, a ser internamente más libre, o como por ejemplo, a guiarse menos por los prejuicios y por el qué dirán… o como por ejemplo, piense cómo podría llegar a construirse una organización social que fuera más eficiente, más justa, más solidaria… y dedique su tiempo a hacer esto con gusto y con alegría y con emoción apenas contenida…

¿Cómo dice?… ¡Intentar describir un proyecto de sociedad ideal, en la que la violencia casi no exista, en la que las guerras solamente sean acontecimientos curiosos registrados en los libros de historia y referidos a épocas ya muy anteriores, en la que la corrupción y la malversación de fondos sean cosas del pasado, puede tal vez llegar a ser argumento para un escrito de ficción, pero nunca llegará a ser una realidad palpable!…

¿Es esa realmente su opinión?… ¿Es eso lo que usted realmente piensa?…

Permítame que en lo personal discrepe con usted… Tengo derecho a pensar de una manera diferente… Tengo derecho a que usted no me quite la ilusión y la esperanza que anima mi mano y mi pluma…

Y no estoy construyendo castillos en el aire… Creo haber descubierto en el dinero telemático, una excelente herramienta para un mejor ordenamiento social…

Desconfiemos de los conflictos armados


Desconfiemos de las guerras convencionales entre Estados… Desconfiemos también de las guerras civiles, de las guerras internas, de las llamadas guerras entre hermanos… También estemos prevenidos y sospechemos de las llamadas guerras reivindicatorias, de las guerras de guerrillas, de las guerras sediciosas, de las guerras terroristas adornadas con un manto ideológico, de las acciones no convencionales de violencia y de rebeldía que buscan el éxito de la causa a través de estudiados secuestros y de siniestras extorsiones, y/o a través de espectaculares robos o estafas, y/o a través de actividades ilegales como el narcotráfico, o el tráfico de personas, o el juego clandestino… Por cierto rechacemos también las acciones de supuesta justicia de los llamados grupos parapoliciales y paramilitares, pues son también grupos irregulares que muy pronto caen en la arbitrariedad y en la injusticia y en las acciones macabras…

Desconfiemos de los llamados patrióticos al uso de las armas… Desconfiemos de las elaboradas argumentaciones ideológicas que nos impulsan a destruir el orden instituido, que nos impulsan a echar por tierra y devastar el orden fundado y establecido…

Con toda evidencia necesitamos un adecuado marco jurídico para la resolución de los conflictos supranacionales, y probablemente ello sólo podrá ser alcanzado en la medida que se instituya un verdadero Gobierno Mundial, un verdadero Poder Universal, que logre poner orden en todo el planeta, que logre poner coto a las acciones de los Gobiernos y de los Estados…

miércoles, 14 de enero de 2009

Inteligencia y solidaridad en la convivencia social


En otros de los culturemas presentes en este compendio, hemos tratado reiteradamente y desde distintos ángulos, el tema de la posible y factible sociedad telemática.

Recordemos brevemente que según nuestra propuesta, este nuevo tejido productivo-financiero-político-social se estructuraría sobre una organización comercial y financiera de una nueva clase y de tipo telemático, basada en el uso de diferentes monedas escriturales así como en la existencia de una moneda escritural internacional.

Esta nueva modalidad de comerciar y de hacer negocios, también comportaría el uso de una extendida y detallada base escritural de datos patrimoniales, la que a nivel mundial reflejaría fielmente la totalidad de las existencias de mercaderías y de materias primas en posesión de todos los agentes económicos, así como la totalidad de los derechos en posesión de los mismos, y así como la totalidad de los servicios por ellos recibidos. Complementariamente también se manejaría una base escritural de datos, en donde se tendrían inventariados a todos los centros productores de servicios, y también a todos los centros productores de mercancías y de derechos.

La idea-fuerza que anima y define el funcionamiento operativo de esta imaginada economía telemática, consiste en que allí toda transacción financiera, por rutinaria y elemental que ella fuera, se tendría que ver reflejada en los recién citados bancos de datos.

Así por ejemplo, si una transacción financiera comporta el traspaso de recursos monetarios de un agente económico a otro junto al pago de un impuesto, obligatoriamente deberían quedar registrados convenientes movimientos en tres cuentas dinerarias, incrementando el saldo en la cuenta destinataria de ese impuesto, incrementando también el saldo en la cuenta de uno de los agentes participantes en la transacción, y por cierto reduciendo el correspondiente saldo en la cuenta del otro agente. Obviamente y en este asiento contable, la suma algebraica de estos tres importes debe ser igual a cero.

Asimismo, análogos y correspondientes registros contables también deberían quedar inscriptos en las otras bases de datos en lo que concierne a las contrapartidas no dinerarias.

Así por ejemplo, si alguien recibe y paga por un corte de cabello, en alguna parte debería quedar registrado que un centro productor de esta clase de servicio (o sea un peluquero) ha efectivamente generado una unidad-servicio en determinado intervalo de tiempo, traspasando los beneficios a un determinado consumidor. Por lo tanto y en este caso particular, en la cuenta del centro productor debería quedar constancia de la producción del servicio y de la comercialización del mismo, identificándose allí quién fue el cliente, y señalándose allí también cuánto se le cobró, y cuánto fue que se pagó de impuestos por esa particular transacción.

Así por ejemplo, en la cuenta dineraria y en la cuenta de productos de un centro productor de mercaderías, también se debería llevar registro de todas las unidades producidas, así como de la comercialización de las mismas a ciertos centros minoristas de comercio.

Etcétera, etcétera, etcétera.

Como bien podrá comprender el lector, la idea es que los actos de comercio relativos a la comercialización de mercaderías, no solamente impliquen asientos contables que reflejen los traspasos monetarios realmente ocurridos en todas sus etapas, sino que también impliquen asientos contables que reflejen los traspasos de mercaderías y sus eventuales fraccionamientos. Y de una forma análoga debería procederse en el caso de la comercialización de servicios y de derechos. Así, los asientos contables dinerarios deberían corresponderse fielmente con los asientos de mercaderías, con los asientos de servicios, y con los asientos de derechos. En este sentido, sería como si a nivel mundial se llevara una estricta contabilidad escritural en cuanto al dinero, y también en cuanto a los inventarios de mercaderías, y también en cuanto a los intercambios de servicios y de derechos.

Ahora bien y dentro de este panorama general, la orientación que en principio sería utilizada consistiría en el clásico enfoque liberal, como consecuencia de lo cual cada familia (y cada individuo) debería velar por sus propios intereses.

El esquema en líneas generales a ser aplicado, sería pues el de la libre competencia entre los diferentes actores, el del libre juego de la oferta y de la demanda. Y por lo tanto no se pondrían mayores obstáculos a la generación de riquezas ni tampoco a la acumulación de las mismas, a excepción de los impuestos reguladores-moderadores, los que exigirían un aporte porcentual mayor tanto a quienes en un año produzcan más riquezas, como a quienes en un año hayan logrado un determinado nivel de acumulación de riquezas, y como a quienes en un año más riqueza hayan consumido. Como consecuencia de esta orientación, sin duda continuarán existiendo personas más ricas que otras, así como personas con mejor nivel de vida que otras.

Por cierto, esto no excluye la aplicación de convenientes políticas sociales, ya que bien podría autorizarse a aquellos agentes económicos que no tengan ingresos suficientes, a que igual satisfagan sus necesidades más básicas, llevando buena contabilidad a lo largo del tiempo de los números rojos por ellos así generados, para que en la medida de lo posible, ellos luego devuelvan ese apoyo de alguna manera, si su situación eventualmente llegara a cambiar.

Además, un estudio personalizado también podría ser realizado en estos casos especiales a cargo de asistentes sociales y de psicólogos, con la finalidad de apoyar a esas personas a que superen sus falencias y sus inconvenientes. Así se podría implementar lo que podríamos llamar una convivencia social inteligente y solidaria.

En resumen, nuestra idea para la futura y plausible sociedad telemática, estaría basada en una estricta contabilidad de dineros, de mercaderías, de derechos, y de servicios, dentro de un esquema de libertad de competencia y de libertad de emprendimiento, pero con aplicación de una inteligente y solidaria política social de convivencia.

Uruguay año 2002: Crisis en la banca, análisis y reflexiones


Vamos a tratar aquí hechos del pasado, hechos desafortunados y penosos que Dios quiera no vuelvan a repetirse.

En las siguientes líneas reflexionaremos brevemente sobre las condiciones de entorno que permitieron el desarrollo de la última crisis financiera y bancaria en Uruguay, la que como se recordará principalmente se desencadenó a partir del año 2002.

E iniciaremos este análisis planteando dos importantes preguntas: ¿En algún sentido pueden hacerse responsables al ex Presidente Jorge Batlle, o al ex Ministro Alberto Bensión, o a los jerarcas de la época del Banco Central del Uruguay, en relación a las falencias de hecho luego constatadas respecto de los controles financieros realizados al Banco Comercial del Uruguay en el período 1990-2002? ¿Acaso las autoridades uruguayas de la época (léase: Ministerio de Economía y Finanzas, y Banco Central del Uruguay) fueron complacientes u omisas en cuanto a los controles realizados sobre las operaciones financieras de dicha institución bancaria?

Con toda evidencia, muchos de los funcionarios y de las autoridades de esas dos instituciones estatales uruguayas tenían una sólida formación académica y una buena trayectoria funcional, y ello ciertamente merece cierto grado de respeto. Obviamente, muchas son las cosas que en particular podrían objetarse al ex Ministro Alberto Bensión: imprevisión, negligencia, descuido, torpeza… Pero sin duda debemos reconocer la buena capacitación técnica de ese ex jerarca.

Reflexionemos: Si obligamos a un excelente cirujano a operar sobre la mesa de una taberna, en ausencia de una buena asepsia e incluso con iluminación insuficiente, no tenemos luego el derecho moral de increparle por la muerte de su paciente.

La crisis financiera y bancaria del año 2002 en Uruguay fue muy profunda y muy grave (por debilidades internas y por problemas externos), y por ende, y en consecuencia, ciertamente fue extremadamente difícil de detectar y de solucionar. Con certeza, es relativamente fácil desarrollar una mala actuación cuando se obliga a alguien a bailar con la más fea.

Claro, para la oposición política le fue cómodo señalar que fallaron los controles del Banco Central del Uruguay, pues sin duda las consecuencias negativas podrían haberse evitado o atenuado, si se hubiera supervisado más de cerca al Banco Comercial del Uruguay, y al Banco de Montevideo, y a la Caja Obrera, y al Banco de Crédito.

En lo personal sin embargo preferimos suavizar estas críticas, y orientar las reservas y los reproches a las condiciones de entorno en las que esos controles tuvieron que ser efectuados, así como a las bases mismas del sistema financiero.

Reflexionemos: Si ponemos a un guardia de seguridad a cuidar la entrada de un edificio en un barrio que está frente a un asentamiento, no podemos responsabilizar a esa persona porque justo tiraron una pedrada a un vidrio cuando el funcionario fue por un momento a los gabinetes higiénicos.

Urgentemente debemos hacer una muy profunda reestructura del sistema financiero, tanto en Uruguay como a nivel de todo el planeta. Y nuestros esfuerzos en este sentido, sobre todo deben orientarse a la utilización a nivel general del dinero escritural y telemático.

La economía mercantil


Tener información sobre la actividad económica por cierto tiene una importancia estratégica fundamental, y quien la posea en algún sentido tiene poder, especialmente si la misma es segura y si ha sido elaborada de forma cuidadosa y sistemática.

Ahora bien, para cada transacción económica elemental hoy día por lo general se generan registros donde se indican bastante bien las cosas intercambiadas, ya que lo usual y frecuente es que en un determinado documento se apunte el monto de dinero que cambió de titular, así como también que allí se especifique la contrapartida recibida a cambio de ese traspaso monetario (ya sea dicha contrapartida una mercancía, o un servicio, o un derecho).

Por lo general, los agentes económicos participantes en una transacción quedan con constancias o con duplicados documentales de los intercambios que ellos realizaron, y esa información suele ser suficiente para en algún momento acreditar propiedad sobre bienes materiales o sobre derechos o sobre dineros, y también para en algún momento y en ciertos casos efectuar una reclamación, una queja, o un juicio.

En la sociedad contemporánea, es de lamentar que la aludida documentación económico-financiera no se registre en un sistema de colecta de datos centralizado y normalizado a nivel mundial, pues si bien es cierto que por lo general y en los últimos lustros esta información es convenientemente transcripta a algún soporte digital, al no estar dicha información ni estandarizada ni accesible en forma centralizada, en consecuencia a partir de ella no es posible elaborar estadísticas completas y fiables, excepción hecha de las elaboraciones parciales que eventualmente puedan confeccionar algunas instituciones, las que sí elaboran cuadros de resumen y las que sí llevan estadísticas históricas, pero utilizando estos resultados solamente con fines propios e internos. Estos valiosos resultados económico-financieros obtenidos por ciertas empresas y por ciertas organizaciones, con frecuencia luego no son manejados ni por el Estado ni por particulares ni por otras instituciones, excepción hecha eventualmente de algún tratamiento aislado que pudiera ser efectuado sobre algún lote particular de datos, a raíz de alguna solicitud especial de alguna institución estatal (bajo la modalidad por ejemplo de una solicitud de declaraciones juradas, o bajo la modalidad de un censo o de una encuesta), o a raíz de algún acuerdo especial orquestado entre dos o más empresas, etcétera.

Por cierto, en la medida que todo el dinero con base material sea sustituido por dinero escritural y telemático, la información macroeconómica indubitablemente adquirirá una fiabilidad y un detalle sin parangón, y las teorías sobre el funcionamiento de la economía entonces podrán ser verificadas en condiciones muy otras que las actuales.

De todas maneras y en el nuevo contexto operativo que así estamos esbozando, los movimientos en las cuentas dinerarias sería conveniente que fueran complementados con cierta información extracontable, a efectos de que con estos datos adicionales también se pudiera hacer un adecuado seguimiento de las distintas cadenas productivas, y además a efectos de que así también se puedan elaborar detallados cuadros estadísticos.

Mejor aún, así como en la nueva organización socioproductiva que estamos imaginando, las disponibilidades dinerarias de cada quien serían detalladas en cuentas nominativas, algo similar también podríamos hacer con las mercaderías, o con los servicios cumplidos, o con los servicios recibidos, o con los derechos adquiridos, de tal manera que todo encajara, de tal manera que los flujos monetarios se correspondieran perfectamente con los flujos de mercancías, con las transferencias de derechos, y con el conjunto de servicios generados y brindados.

Una economía que tuviera estas características no es una utopía, y hacia este tipo de organización es que debiéramos avanzar.

Una nueva ingeniería financiera internacional, una nueva operativa financiera internacional


Ya son muchas las voces que se suman para solicitar un nuevo orden financiero global, una nueva y más racional arquitectura monetaria internacional. El irregular y desparejo comercio internacional así como las enormes deudas externas de ciertos países, dan claros indicios de tropiezos y de anomalías y de incertidumbres, en resumen, de extravagantes y caprichosas y cambiantes situaciones, así expresando a voces que las bases estructurales de las relaciones internacionales se están resquebrajando: (a) Aquí y allá el desempleo aumenta, y la situación de los bolsones de pobreza se hace cada vez más crítica, (b) el narcotráfico y la corrupción y el terrorismo campean a sus anchas, (c) las actividades humanas notoriamente inciden en forma significativa sobre el medioambiente y aún sobre el propio clima del planeta, y sin que se tomen efectivas medidas para revertir o atenuar estos nocivos efectos, (d) y por su parte los movimientos en los tipos de cambio trasvasan arbitraria y absurdamente recursos de unos bolsillos a otros, creando así situaciones de hecho injustas y sin base racional.

Las propuestas para un mejor ordenamiento de los intercambios internacionales han sido de todo pelo y color, pero muchas de ellas insisten con proponer ligar la futura y nueva moneda internacional con una canasta de materias primas estratégicas (petróleo, oro, uranio, e incluso arroz y trigo), o con una canasta de divisas nacionales fuertes y estables.

Pero Dios mío, hasta cuándo siempre las mismas recetas. Por algo el refranero popular recoge ese dicho que dice: “Los humanos son la única especie cuyos integrantes tropiezan varias veces con la misma piedra”.

No, no, no, y no. ¡Es que siempre cometeremos los mismos errores! El dinero tanto a nivel nacional como a nivel internacional, sin duda es el gran articulador de los intercambios de bienes, de servicios, y de derechos, y por tanto conviene que se encuentre desligado de una particular mercancía como el oro, y que también se encuentre desligado de una canasta de materias primas estratégicas, porque los precios de las materias primas y de las mercancías están naturalmente sujetos a las fluctuaciones propias de la producción, de la oferta, y de la demanda, y por tanto una unidad de medida de valor ligada o anclada de alguna manera con algunas materias primas, en el largo plazo no es la ideal para valorar y articular la totalidad de los intercambios, pues de hecho así se podrían producir tensiones inadecuadas e insostenibles.

Una economía es esencialmente dinámica, y sus precios de mercado son sustancialmente cambiantes de acuerdo a las existencias y a las necesidades que se puedan ir presentando, y de acuerdo a las nuevas modalidades de producción que se puedan ir desarrollando. Y la moneda, y la unidad de medida que sirve de patrón de comparación, y la referencia de valor que articula todos los intercambios, conviene que se ajuste ella con la propia actividad económica general, y no que arbitrariamente se ancle con un precio mercantil en particular.

Por cierto, tampoco conviene anclar la unidad monetaria internacional a una única divisa nacional, y tampoco a una canasta de divisas nacionales, puesto que ello sería valorar los intercambios internacionales según las alternativas y las fluctuaciones propias y particulares de la economía de un único país o de un grupito de países.

En cuanto al dinero y a los intercambios internacionales, en lo personal opinamos que ya se experimentó con las dos estrategias recién esbozadas, y por cierto con resultados absolutamente negativos.

Ya se experimentó con ligar la moneda internacional a los metales, y en luego sofisticar la ingeniería monetaria para que las cosas pudieran funcionar por un tiempo un poquito más prolongado. Y con toda evidencia nada de esto resultó.

También ya se experimentó con ligar los medios internacionales de pago con el dólar estadounidense y con un selecto grupito de otras divisas nacionales, y también cada tanto se hicieron retoques a la aplicada ingeniería monetaria, para que las cosas pudieran funcionar un poquito más. Y con toda evidencia nada de esto tampoco resultó.

Las crisis financieras internacionales tienen su origen principal en la inadecuada arquitectura financiera global, así como también en el hecho que en el ámbito de los intercambios internacionales nadie vela por el equilibrio y por la equidad y por la justicia. Y ésta es una falencia que urgentemente debe ser enmendada.

Los países pobres, los países que se unieron con rezago a la carrera de la industrialización y del desarrollo sostenido y acelerado, ciertamente ya no aguantan más, ciertamente ya no dan más, y sus poblaciones tampoco.

Hagamos un breve repaso de las características y las finalidades de una política monetaria nacional, con la intensión de entender un poco mejor toda la compleja cuestión monetaria.

A nivel nacional, los principales actores ciertamente son los agentes económicos productores-consumidores. Y los principales objetivos de una política monetaria nacional deben ser:

• Mantener la estabilidad de los precios nacionales (léase: mantener la inflación bajo control).
• Preservar el valor de la moneda nacional, para que la misma pueda servir como refugio del ahorro, y para que la misma pueda servir como efectiva medida de valor a lo largo del tiempo.
• En la medida de lo posible, preservar el crédito y el empleo, y por distintas vías incentivar la producción nacional y el mejoramiento del nivel de vida de todos los ciudadanos. Aplicar algún tipo de política social, de forma de reducir las disparidades sociales y las fracturas sociales, y de forma de también apoyar a los más débiles, para que ellos mismos luego puedan superar sus debilidades y sus falencias.
• Mantener cierto grado de estabilidad en la actividad económica nacional a lo largo del tiempo, y acumular convenientes recursos para poder aplicar adecuadas políticas anticíclicas, para así hacer frente a la aparición de las frecuentes o esporádicas crisis financieras y de producción, las que recurrentemente se presentan de una o de otra manera.
• Mantener una lógica articulación de la economía nacional con las economías internas y propias de los otros países, a efectos de poder lograr cierto equilibrio en la balanza de pagos, y a efectos de no alcanzar niveles de endeudamiento demasiado altos, que a la corta o a la larga pudieran ser desequilibrantes.

Para el cumplimiento de estos objetivos, los Estados y sus instituciones disponen de una serie de instrumentos financieros, entre los que se destacan:

• Regulación de la masa monetaria nacional.
• Definición de las tasas de interés en relación al endeudamiento interno del Estado, y definición de las tasas de redescuento. Definición del propio nivel de endeudamiento interno del Estado.
• Regulación de la actividad bancaria y del crédito.
• Regulación de la actividad cambiaria.
• Definición y establecimiento de la política fiscal (impuestos, aranceles aduaneros, etcétera) así como definición y establecimiento de la política de subsidios y de reintegros.

Muy bien, claro es que a nivel nacional hay una moneda así como una institución reguladora de ella, que es el Banco Central o quien cumpla la función de tal. Y también claro es que a nivel nacional hay un Ministerio de Economía, que junto con el Parlamento es el define y coordina la política bancaria, la política cambiaria, la política crediticia, la política fiscal, la política aduanera, y también la política macroeconómica general.

Por lo tanto, parecería lógico que para la regulación de los intercambios internacionales también se tuviera una moneda internacional, así como un ente regulador que actuara a ese nivel, y al que podríamos llamar Ente Monetario Mundial o Banco Monetario Mundial.

Dentro de este panorama que intenta esclarecer el ámbito de la economía internacional así como el ámbito de las distintas economías nacionales, parecería lógico ordenar la actividad cambiaria, dejando que cada Banco Central definiera las tasas de cambio de su propia moneda nacional desde y hacia la moneda internacional.

Así que por lo tanto, la regulación de la actividad cambiaria quedaría atomizada y en manos de los distintos Bancos Centrales, y no en manos del Ente Monetario Mundial.

Muy bien, vemos pues que a nivel internacional la política cambiaria no tendría una especial relevancia, aunque por supuesto sí la tendría a los distintos niveles nacionales.

Esta notoria diferencia de objetivos entre los dos niveles monetarios, el nivel internacional y el nivel nacional, nos lleva de la mano a repensar la estructura financiera internacional en cuanto a sus objetivos y a sus instrumentos, los que por lo que acabamos de ver obviamente serían diferentes de los antes indicados para las estructuras financieras nacionales.

Por ejemplo, obviamente la política fiscal a nivel nacional tiene o debería tener dos objetivos prioritarios: (a) Por un lado proveer al Estado de los recursos necesarios para que pueda financiar sus instituciones y sus estrategias; (b) Por otro lado incidir de alguna forma y en algún sentido en la actividad económica nacional. En resumen, la política impositiva y aduanera debería ser tanto fiscalista como finalista.

Y a nivel internacional, y en relación al sistema monetario internacional, obviamente e indubitablemente también deberíamos tener algo equivalente a un mecanismo recaudatorio que a la vez también fuera finalista.

Muy bien, hechas estas consideraciones iniciales y primarias, a continuación clarificaremos en grandes líneas cuales deberían ser las metas a fijar para un nuevo sistema monetario internacional.

Pero antes que nada, pongamos atención sobre los actores que actúan en uno y otro nivel nacional e internacional, y que en cada caso son los destinatarios de las políticas aplicadas por el correspondiente ente regulador-administrador.

A los distintos niveles nacionales, el ente regulador-administrador es el respectivo Banco Central (o quien cumpla con esta función), y los actores son los correspondientes agentes económicos productores-consumidores, o sea tanto las personas físicas como las personas jurídicas concernidas en el respectivo espacio económico. Notoriamente estos actores son muy numerosos, y tienen cada uno de ellos una incidencia muy dispar en los mercados, pues algunos son empresas de gran tamaño, mientras que otros son empresas unipersonales, y mientras que otros son trabajadores, y otros son laboralmente inactivos y por tanto solamente cuentan como consumidores, etcétera. Por otra parte, este conjunto de actores es muy dinámico, ya que la vida de los mismos es limitada, y constantemente hay actores que ingresan en el espacio económico mientras que otros desaparecen.

Por el contrario en el nivel internacional, el ente regulador-administrador sería la institución que hemos llamado Banco Monetario Mundial, y el número de actores en este espacio económico por cierto es bastante reducido, pues como jugadores a nivel internacional deberíamos considerar a los distintos países, y también a los distintos organismos internacionales. En este caso tenemos pues dos grupos de actores bien distintos (países y organismos internacionales), con naturales diferencias en cuanto a la incidencia que ellos tendrían en el intercambio internacional, pero con un denominador común: este grupo de actores sin duda sería muy poco dinámico, pues en la práctica significativamente allí no habrían ingresos y egresos (léase: los ingresos y egresos allí se reducirían a la eventual entrada o salida de un organismo internacional, o al eventual surgimiento de un país por partición de algún territorio, o por el contrario por asociación estratégica de dos o más territorios).

Y los objetivos a fijar para la política monetaria internacional, bien podrían ser los que se indican a continuación:

• Promover cierto equilibrio en los intercambios internacionales, de forma que no existan territorios que exageradamente acumulen recursos en detrimento de otros de donde exageradamente se extraigan recursos. En los hechos, esto implicaría que todos los países o que la mayoría de ellos tuvieran resultados equilibrados, en relación a la balanza comercial y sobre todo en relación a la balanza de pagos.
• Obstaculizar o prevenir en la medida de lo posible, los abusos y las inequidades que pudieran promover los grupos comerciales y financieros más poderosos, quienes precisamente en razón de su primacía productora y/o corruptora, podrían llegar a imponer condiciones de intercambio demasiado ventajosas para ellos, y demasiado desventajosas e injustas para las contrapartes en los países más débiles y más atrasados. Las debilidades y las falencias de los países emergentes podrían tener su origen en una serie de diversos factores, entre ellos: (a) población con menor cultura y con menor capacitación laboral-profesional; (b) infraestructuras físicas y logísticas mucho más débiles; (c) menor capacitación en cuanto a gerencia y en cuanto a comercialización. (d) cúpulas dirigentes más incompetentes y/o más corruptas; (e) técnicos y asesores con más limitaciones en cuanto a capacitación y/o en cuanto a información; (f) estructuras institucionales más frágiles y menos eficientes; (g) inserción internacional más dificultosa, sobre todo en cuanto a acceso a mercados y en cuanto a agregados de valor en las cadenas productivas.
• Impulsar un activo y fructífero comercio internacional, que en mayor o menor grado beneficie a todos los actores.
• Ayudar a los países más débiles aportándoles recursos y conocimientos, y colaborar con esos gobiernos para tratar de lograr más justicia social y más equidad social en el seno de la población a su cargo.
• Impedir o dificultar el continuo y permanente flujo de recursos desde ciertos territorios hacia otros territorios, y que tiene por base lo que podríamos llamar ingeniería monetaria o juego monetario. Hoy día las calesitas de los servicios de las deudas externas imponen ciertas reglas de juego notoriamente injustas y artificiales, a causa de las cuales los países endeudados permanentemente deben pagar abultadas regalías a los países acreedores. Y este flujo de recursos es notoriamente artificial, pues no es en contrapartida de mercaderías que se reciben, y/o de patentes cuyos derechos se adquieren, y/o de servicios que se brindan, sino que es en contrapartida de algo inmaterial y abstracto, sino que es en contrapartida de medios internacionales de pago, los que claramente tienen su origen en un pacto social. El absurdo pacto social que hoy nos rige en relación al dinero, ha dado la propiedad de los medios internacionales de pago a un reducido y privilegiado grupito de países, imponiéndose entonces el pago de regalías por el uso de dichos medios al resto de los territorios que no se vieron beneficiados por esa lotería.
• Inhibir o de alguna forma penalizar las transferencias internacionales de capitales especulativos.
• Contribuir en todo lo posible al mejor cumplimiento de los fines asignados a los distintos organismos internacionales.

Para el cumplimiento de estos objetivos, el Banco Monetario Mundial podría aplicar una serie de mecanismos de ingeniería financiera, entre los que se destacan:

• Se utilizará una moneda internacional escritural, para entre otras cosas así poder generar muy buenos datos estadísticos. Como medio internacional de pago únicamente se usarían las anotaciones de créditos y débitos en las cuentas dinerarias de los distintos países. Y la novedad respecto del sistema actual, sería que los países con saldos negativos en esas cuentas no deberían pagar intereses a los países con saldos positivos, en el entendido que el sistema compensatorio utilizado no es propiedad de nadie en particular, sino que surge de un pacto internacional. Los países con saldos positivos en sus cuentas de hecho se encontrarían ya suficientemente favorecidos con que se les reconozca un crédito, el cual podrían utilizar en cualquier momento; no es por tanto razonable que a esta ventaja además se le sumen intereses de algún tipo, que contribuyan a aumentar aún más esa ventaja.
• Se aplicará un tratamiento diferencial a países y a organismos internacionales, puesto que claramente se trata de dos tipos de actores bien distintos.
• El BMM tendrá una conveniente fuente de recursos, aplicando una tasa de regulación (equivalente por ejemplo a 2% anual) a los saldos de las cuentas dinerarias deficitarias o supernumerarias. Puesto que uno de los objetivos es que no haya un permanente flujo de riquezas de ciertos territorios a otros territorios, lo deseable por tanto sería que las balanzas de pago de todos los países se encontraran equilibradas, lo que en sustancia quiere decir que las cuentas dinerarias de los distintos países deberían tener sus saldos positivos o negativos todos ellos en niveles muy bajos. Es pues razonable imponer un gravamen a los saldos deudores o supernumerarios que tengan cierta entidad, a efectos precisamente que por esta vía se desanime la propensión a extraer demasiados recursos de un territorio, así como a acumular demasiados recursos en un territorio. Esta tasa de regulación en ningún caso se aplicaría a los saldos de las cuentas dinerarias de los organismos internacionales. Los recursos obtenidos de esta forma así como por eventuales donaciones directas, serían utilizados para apoyar a los países más débiles y a los grupos poblacionales de mayor riesgo. Por cierto, de estos fondos también se extraerían los recursos para solventar los gastos de funcionamiento del propio BMM y de sus instituciones subordinadas.
• La recién señalada tasa de regulación ciertamente actuaría como un elemento disuasorio a un elevado endeudamiento por parte de algún país en particular, aunque evidentemente por sí sola no podría impedir que eventualmente se produjeran endeudamientos enormes y continuados en países mal conducidos. Será imprescindible por lo tanto que ese mecanismo se aplique combinado con otro que imponga ciertos topes a los endeudamientos. Por tanto y como fruto de un determinado acuerdo internacional, se fijarán estos topes de endeudamiento para cada país, valores éstos que deberán tener alguna relación con el producto bruto interno del respectivo país, o con algún otro indicador económico de similar categoría y especie. El intercambio internacional deberá por tanto respetar esta restricción, y como consecuencia aquellas transacciones internacionales que excedieran este límite, deberán ser demoradas o suspendidas. En el caso de los organismos internacionales, los correspondientes topes de sobregiro de sus cuentas deberán ser todos nulos, a efectos de así imponer que los recursos movilizados por estas instituciones fueran todos ellos genuinos. Obsérvese que este mecanismo limitante no podría impedir que algunos países otorgaran créditos a otros países utilizando para ello alguna divisa nacional, por lo que a nivel internacional posiblemente deberá impedirse o en algún sentido limitarse el paso de deudas de un actor a otro, para que así los riesgos fueran asumidos directamente por quienes efectivamente otorgaren esos créditos a nivel nacional.
• Los movimientos especulativos de capitales deberán ser disuadidos tanto por disposiciones internas de los distintos países, como a nivel de su circulación en el ámbito internacional. Y en este último aspecto, lo que podría hacerse es demorar las transferencias internacionales de capitales, ya que por lo general estos recursos financieros se aplican a negocios de corto plazo, y esos retardos artificiales podrían quitar operatividad a la típica actividad especulativa.
• Ciertamente, los eventuales movimientos tácticos de capitales por parte de los diferentes Bancos Centrales como medida de contrarrestar las deducciones que pudieran corresponder por aplicación de la tasa de regulación, también podrían y deberían ser desalentados de alguna forma, por ejemplo imponiendo a los mismos también alguna fórmula de retardo
• Además, se facilitará a los organismos internacionales el cobro de las anualidades de sus países-miembro, implementando el mismo a través de un sistema de débito automático.

Muy bien, hasta aquí resumidamente se han esbozado las bases de un posible y nuevo sistema financiero internacional. Por cierto, hay multitud de detalles en los que no se ha profundizado, pero lo importante es que se genere una discusión pública sobre si sería correcto o no aplicar un mecanismo de este tipo para regular los intercambios internacionales. En caso que la respuesta a esta inquietud fuera afirmativa, ya habrá tiempo para que competentes grupos de expertos ajusten los detalles aquí no definidos.

La sociedad del siglo XXI


Los problemas sociales y los delitos económicos son hoy día tan pero tan grandes, que es imposible no imaginar que un cambio importante deberá implementarse de aquí a poco, en relación a nuestra estructura de convivencia.

Cierto, nuestra organización social-política-institucional-productiva-financiera está cambiando de continuo, y parece buscar incansablemente un mayor grado de racionalidad y de eficiencia y de justicia y de equidad, tratando de minimizar o de aislar algunas problemáticas, o al menos tratando de convivir mejor con ellas.

Al delito por ejemplo se lo combate con un cuerpo judicial y con un cuerpo policial, uno para evaluar y para aplicar sanciones, y otro para investigar y para detener a los responsables (y otro para investigar y para identificar a los delincuentes y a los instigadores). Sin embargo éste no parece ser el camino más adecuado, o al menos éste no parece ser el único camino a recorrer, pues hasta ahora los resultados han sido relativamente magros, ya que las curvas de los ilícitos siguen con su tendencia ascendente.

Cierto, la ciencia y la logística y la organización han tenido avances, y han puesto a disposición de la justicia y de la policía procedimientos y métodos muy elaborados, con los que se han multiplicado las oportunidades de descubrir a los responsables y a los ejecutores de algunos delitos. No obstante ello, no obstante los nuevos procedimientos que revelan indicios y que concretan pruebas irrefutables, los ilícitos parecen multiplicarse más rápidamente que nuestras posibilidades de descubrirlos y de penarlos. Y entonces vivimos actualmente una sensación de inseguridad como nunca antes habíamos sentido.

Cierto, hay ciudades en las cuales aún se puede salir a pasear tranquilamente, de día, de tardecita, y aún por las noches. Pero desgraciadamente esto no ocurre en todas partes. Hay ciudades que son bastante peligrosas, en toda el área urbana o en una parte de ella, a cualquier hora o a determinada hora. Y sino, vayan a preguntar a los residentes de ciudades tales como Río de Janeiro, San Pablo, Goias, Porto Alegre, Pelotas, Recife, Bogotá, Caracas, Ciudad de Panamá, Ciudad de Guatemala, Tegucigalpa, entre otras. En EEUU, Nueva York y otras grandes ciudades también están en la lista de sitios violentos y peligrosos, poniendo así bien de manifiesto que esta problemática afecta tanto a países desarrollados como a países emergentes y a países pobres. Por momentos, algún Alcalde, algún Jefe de Policía, algún Ministro del Interior, en algún lugar logran revertir en parte esa situación de violencia y de inseguridad, pero los avances que así se obtienen sin duda son muy inferiores a los retrocesos que en otros lugares se producen.

Cierto, se combate el tráfico y la distribución de sustancias adictivas aplicando a ello medios de cierta entidad, y a diario las noticias recogen hechos sin duda positivos y esperanzadores: se identificó a un viajero sin antecedentes que en sus maletas portaba una importante cantidad de cocaína; en una hacienda logró detenerse una avioneta con un enorme cargamento de drogas; en un lujoso apartamento se detuvo a varios conocidos narcotraficantes, incautándoseles varias dosis de morfina y de cocaína, así como también una importante cantidad de dinero; se logró identificar una extendida plantación de opio, y se la incendió.

Pero de todas maneras, las bocas de venta de marihuana y de morfina y de cocaína se encuentran por todas partes, en las ciudades grandes y también en las ciudades medianas y pequeñas, en el mundo industrializado y también en el mundo emergente. Se descubren y se cierran varios de estos expendios aquí y allá gracias a una buena labor policial, pero de inmediato algo más lejos otros ocupan su lugar.

Todo se pasa como si este asunto nunca fuera a parar. Todo se pasa como si nos encontráramos en una calesita infernal que no pudiéramos frenar o que no supiéramos frenar.

Se combaten los robos y las rapiñas, pero ellos siguen produciéndose. Se roba dinero, pues éste es un recurso muy anónimo que no pregona su origen, pero también se roban objetos de todo tipo, que luego de alguna manera se logran vender.

Si el negocio de las drogas va viento en popa, es porque hay un mercado para estas sustancias, es porque hay quienes las compran y las pagan a buen precio.

Si sigue habiendo delincuentes que se introducen abiertamente o subrepticiamente en los hogares, y que se llevan de todo, es porque hay quienes comercializan cosas robadas y porque hay quienes compran cosas robadas. Y esto conviene a los reducidores porque con su actividad obtienen grandes beneficios, y esto conviene también a ciertos consumidores porque compran muy barato cosas de dudoso origen.

Ya es hora de combatir estos delitos también de otra forma, atacándolos por la base, atacándolos a través del mercado. Si no existieran adictos dispuestos a comprar sustancias adictivas, y/o si de alguna manera pudiéramos impedir que ellos pagaran por esas mercancías, sin duda terminaríamos con el narcotráfico. Si no existieran personas dispuestas a comprar cosas de dudoso origen atraídas por los precios bajos de las mismas, y/o si al menos a nivel general lográramos imponer una forma de pago a través de la cual fuera más fácil seguirle la pista a las cosas robadas, sin duda afectaríamos muy mucho el negocio de los anticuarios deshonestos y de los reducidores, y entonces y como consecuencia, los robos también se reducirían espectacularmente, porque los ladrones por lo general roban para luego vender lo robado, y a través de esas ventas obtener ese tipo de riqueza a la que llamamos dinero, recurso que es anónimo y de aceptación generalizada, y con el cual se pueden obtener muchísimas cosas: comida, servicios, vestimentas, etcétera, etcétera, etcétera.

Si existieran procedimientos generalizados de trazabilidad en las distintas cadenas de producción y de comercialización, y si algún tipo de trazabilidad también pudiera ser implementada para el dinero, sin duda otro gallo cantaría en este planeta.

Al respecto, sería útil recordar algunos refranes populares: “La ocasión es lo que hace al ladrón”; “La ciudad que está más limpia, no es la que más se limpia sino la que menos se ensucia”.

Nuestra estructura de convivencia, nuestra vida en el cuerpo social, se ha apoyado y fundamentado desde la antigüedad clásica y aún más atrás, en dos vertientes principales: (a) nuestras relaciones sociales; (b) nuestras relaciones económicas.

Nuestras relaciones sociales abarcan toda la parte sentimental-afectiva-lúdica-educativa, en la cual precisamente basamos toda nuestra espiritualidad y todo nuestro desarrollo psico-social. Y éste es ciertamente un aspecto de fundamental importancia, y siempre lo será.

Nuestras relaciones económicas abarcan todos nuestros intercambios de bienes, de servicios, y de derechos, o sea todas las actividades productivas, comerciales, y financieras.

Y ello tiene una importancia trascendental, porque permite la especialización, porque permite que cada quien pueda desarrollar tareas en aquello para lo que se encuentre más dotado, y/o en aquello que más le guste, y/o en aquello que más le rinde. Y así, el cuerpo social produce con una mucho mayor eficiencia a como lo podría hacer si cada familia o cada pequeña comunidad intentara producir todo lo que consume, y sobre todo, así se producen bienes y servicios de una enorme diversidad y sofisticación.

La mundialización o globalización de los intercambios ha sido posible porque hemos sabido desarrollar un instrumento social bastante apto para impulsar el comercio, y dicho instrumento es el dinero.

Sin embargo, lógico es reconocer que hemos implementado ese instrumento de la forma como pudimos, de acuerdo al estadio de desarrollo que en cada momento nos encontrábamos.

Cuando el comercio se realizaba de una manera muy rudimentaria y muy primitiva, la sal y los metales lograron cumplir bastante bien con esa función facilitadora de los intercambios.

Sin embargo, cuando las situaciones se fueron haciendo más dinámicas, y cuando los mercados se fueron ampliando en tamaño y en cobertura, el instrumento dinero empezó a presentar falencias e irregularidades.

A veces escaseaban las especies dinerarias, y a veces los precios se hacían demasiado inestables. A veces la legislación y los procedimientos establecidos favorecían actividades a todas luces inconvenientes para el interés general, como ser la usura, la especulación, las apropiaciones indebidas, los robos y las rapiñas, los sobornos.

Cierto, el cuerpo social intentó dar una respuesta a estas problemáticas. Se avanzó en la legislación y en el ordenamiento social, en cuanto a tipificación de delitos, en cuanto a reglamentos, en cuanto a controles.

Y además, también algunos cambios se hicieron en cuanto a la implementación de la gran herramienta facilitadora de la actividad económica. También algunos cambios se hicieron en relación al dinero, intentando combatir su escasez primero en base a la explotación de nuevos yacimientos de oro y de plata, luego tolerando la moneda metálica con señoraje, luego pasando al dinero signo, luego pasando al dinero fiduciario o dinero inconvertible. Sin embargo, esta evolución y este aprendizaje tuvo un denominador común: hasta ahora, las especies dinerarias han sido siempre anónimas y con base material.

Cierto, justo es reconocer que desde hace ya varios siglos utilizamos formas de pago no anónimas, en las que se identifica perfectamente tanto a la parte que cede moneda como a la parte que recibe moneda, o en las que al menos se identifica a una de esas partes. Estas formas de pago son muy usadas, porque son más cómodas y más seguras que el tradicional paso de mano de moneda contante y sonante, y ellas son los certificados de depósitos endosables, los cheques, las tarjetas de débito, los títulos de deuda al portador, las tarjetas de crédito, etcétera, etcétera. Sin embargo, las trazas dejadas por estas formas de pago solamente dan una utilidad muy limitada en cuanto a la identificación de posibles situaciones ilícitas o irregulares, precisamente porque en las operaciones financieras vinculadas con actos delictivos se suele usar directamente el dinero contante y sonante, y precisamente eso se hace para no dejar huellas sobre las transacciones realizadas.

Debemos de cambiar. Tenemos que cambiar. Debemos dejar de usar el dinero actual innominado y con base material, a efectos de usar dinero escritural y telemático.

Hoy día, el tratamiento digital y las comunicaciones digitales, sin duda podrían permitir un tratamiento moderno y eficiente tanto del dinero como de la actividad económica toda, el que no solamente sería más cómodo y seguro para los agentes económicos, sino que además también posibilitaría un muy singular y seguro seguimiento de las diferentes cadenas productivo-comerciales. Así se lograría identificar muy fácilmente a muchas actividades ilícitas y a muchas situaciones sospechosas, lo que sin duda repercutiría en una espectacular reducción de los ilícitos y de los delitos.

Repitamos nuevamente ese refrán popular que nos trasmite una sabiduría sin duda muy profunda: “La oportunidad es la que hace al ladrón”. Demos menos oportunidades a los delincuentes y a los tramposos a través de una más inteligente implementación del dinero, y lograremos así una tan grande reducción de los ilícitos, que los resultados nos parecerán asombrosos.

El dinero telemático puede ordenar nuestras vidas individuales y familiares, y puede ordenar nuestras cuentas empresariales, y también puede ordenar nuestros presupuestos estatales, e incluso puede poner orden en el propio comercio internacional y en el movimiento transfronterizo de capitales.

Pero además, el dinero telemático puede retacear oportunidades a las actividades ilícitas y especulativas, y las ganancias que así pueden llegar a obtenerse seguramente serán enormes.

La sociedad mercantil


La sociedad mercantil o sociedad comercial, es aquella estructuración social en la cual se realizan actos de comercio. Las sociedades mercantiles por lo general desarrollan sus actividades al amparo de un determinado marco jurídico, en ciertos casos al amparo del derecho general, y en otros casos (en las estructuras sociales más modernas) al amparo del derecho mercantil, al amparo de un conjunto de normas y de prácticas específicas del intercambio mercantil, específicas del tráfico comercial y de la actividad financiera.

Siempre conviene tener presente y repasar este tipo de definiciones, pues ellas indudablemente permiten una mejor comprensión de los asuntos económicos. En política y en economía, se debe tener siempre el ojo atento, y se debe tener siempre la mente fresca y receptiva.

Controlando la empresa y la nación


Una organización será más controlable y manejable, en la medida que podamos tener información efectiva y correcta de todas las etapas (transformaciones) que afectan a los distintos subsistemas que forman el sistema total.

Y por cierto, esta aseveración también es transportable a la nación, e incluso al conjunto de los intercambios internacionales.

En muchas empresas, se alientan los sistemas internos de facturación entre los distintos departamentos, como una medida complementaria para la efectiva toma de decisiones, y a efectos de así asegurarse la rentabilidad de todas las partes componentes de esas organizaciones. Y por cierto eso está muy bien.

Pero evidentemente introduciríamos el caos dentro de una organización, si allí permitiéramos el uso de algún tipo de dinero efectivo propio de la institución y como forma de cumplir con las facturas internas, a la par que permitiéramos mecanismos similares a los que se observan en la economía de un país, como por ejemplo la subfacturación, el pago informal de coimas y de premios, el pago de lo que a veces se llaman peajes administrativos, etcétera, etcétera.

Los distintos países e incluso la humanidad toda, deberían ir avanzando hacia un tipo de economía más racional, prolongando y expandiendo los sistemas de control, de forma de asegurar un buen seguimiento de todas las cadenas de pago entre las distintas organizaciones.

Y con evidencia, el seguimiento de las cadenas de pago y la trazabilidad de las cadenas productivas es perfectamente posible, si a todos los niveles es utilizado el dinero telemático como contraprestación de los intercambios.

Asimismo, los distintos países y la humanidad toda, deberían ir avanzando hacia un tipo de democracia más racional, prolongando y expandiendo los sistemas de control social, y perfeccionando los sistemas de consulta social y de oposición social.

Dentro de este contexto, es indispensable otorgar un sustantivo apoyo a las instituciones sociales, de forma de así fortalecer su funcionamiento interno y su democracia interna, y también para así facilitarles el mejor cumplimiento de sus funciones específicas.

El dinero telemático bien puede abrir las puertas a nuevos estadios organizativos, que en alguna medida sean paternalistas, es decir, que en cierta medida supervisen al comportamiento económico de las personas más vulnerables y comprometidas, a efectos de orientarles sobre sus comportamientos como consumidores, y a efectos de alejarles de situaciones de ruptura.